En "Achilles to Kame", Kitano interpreta a un artista de escaso talento pero motivado y apasionado que cuenta con el apoyo de su sufrida esposa, a la que da vida Kanako Higuchi.
Tragi- comedia de Takesho Kitano, al más puro estilo Takeshi Kitano, prueba de locura, reflexión y belleza. El cine de Kitano es amado u odiado, pero nunca deja de ser llamativo, no tanto por su innovación o estilo visual (aunuqe lo posee), sino por sus marcadas reflexiones, exageraciones y al fin de cuentas locura y el rostro de Kitano - tan zen- infantil o demencial - carente de emoción- pero Kitano al fin y al cabo.
La película en sí es una gran reflexión sobre el arte y los artistas, la sobrevaloración de los mismos, y el fracaso como un punto total que está por delante de sus talentos (como la tortuga de Aquiles).
Visualmente Aquiles y la tortuga, posee el mismo estilo de sus películas anteriores, simple, efectiva y con una tonalidad blancuzca (yo penaría casí en iluminación televisiva en algunos casos), sin embargo, las pinturas (cuadros) y las pinturas (color), contrastan notablemente con la iluminación, jugando de manera coherente con la temática dl film.
Ante todo, Kitano nos hace reflexionar - exageradamente - sobre el arte, la obsesión por la misma (el dibujo), y el fracaso como hilo conductor de nuestras vidas.
Y como es habitual el director japonés no olvida el amor, o la obsesión o cómo se le quiera llamar a la relaciones que pone en pantalla Kitano, la de este caso - absurda-
Tragi- comedia de Takesho Kitano, al más puro estilo Takeshi Kitano, prueba de locura, reflexión y belleza. El cine de Kitano es amado u odiado, pero nunca deja de ser llamativo, no tanto por su innovación o estilo visual (aunuqe lo posee), sino por sus marcadas reflexiones, exageraciones y al fin de cuentas locura y el rostro de Kitano - tan zen- infantil o demencial - carente de emoción- pero Kitano al fin y al cabo.
La película en sí es una gran reflexión sobre el arte y los artistas, la sobrevaloración de los mismos, y el fracaso como un punto total que está por delante de sus talentos (como la tortuga de Aquiles).
Visualmente Aquiles y la tortuga, posee el mismo estilo de sus películas anteriores, simple, efectiva y con una tonalidad blancuzca (yo penaría casí en iluminación televisiva en algunos casos), sin embargo, las pinturas (cuadros) y las pinturas (color), contrastan notablemente con la iluminación, jugando de manera coherente con la temática dl film.
Ante todo, Kitano nos hace reflexionar - exageradamente - sobre el arte, la obsesión por la misma (el dibujo), y el fracaso como hilo conductor de nuestras vidas.
Y como es habitual el director japonés no olvida el amor, o la obsesión o cómo se le quiera llamar a la relaciones que pone en pantalla Kitano, la de este caso - absurda-
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